Esta natural tendencia no es inocua, es la causa de la mayoría de los conflictos, tan frecuentes como difíciles de resolver debido precisamente al desconocimiento de sus orígenes. Quizás sea una autodefensa reñida con la primitiva supervivencia.
Sin embargo y afortunadamente las personas desde tiempo inmemorial han tratado de resolver sus conflictos mediante el proceso que llamamos civilización, que consiste esencialmente en la formación de las personas y en una instancia más avanzada, la educación. Mediante este aprendizaje adquirimos cultura que entre las tantas acepciones que este término tiene lo podríamos definir como la capacidad de un individuo de valerse por sí mismo. En un contexto de personas libres la tendencia natural de sobrevaloración desaparece. Perciben que su dependencia con el entorno es a su elección. Son autosuficientes, responsables de sí mismos.
Los que por diversas razones no tuvimos el privilegio de formarnos en instituciones de élites que además de impartir conocimiento, forjan el pensamiento crítico entre otras virtudes, debemos formarnos y educarnos a nosotros mismos construyendo una estructura mental que nos permita interactuar con nuestros pares superando nuestras propias barreras.
Si el lector no abandonó la lectura de esta nota y está leyendo estas líneas, probablemente esté capacitado para aceptar este inesperado final.
La motivación de esta reflexión, obedece a la necesidad del subscripto de comprender la casi cómica actitud generalizada de muchas personas que utilizan servicios que la sociedad les ofrece en forma gratuita considerándolo un derecho. Como ejemplo diario podemos citar: envían decenas de emails por día, chatean horas, usan skype por otras tantas horas, navegan por internet bajando valiosa información que a veces comercializan y si no es valiosa es por una equivocada selección, y no se les cruza por la cabeza que no pagan por ello. Peor aún, hasta miran con desdén y subvalorando obviamente el esfuerzo de miles de personas que hacen posible el funcionamiento de esta impresionante maquinaria cibernética.
Los que han logrado superar el ancestral primitivismo y se han moldeado acorde a la inexorable línea civilizatoria se sentirán en deuda.
Esta sola actitud constituye su pequeño gran aporte en pos de armonizar los vínculos en un universo heterogéneo, en definitiva al justo equilibrio.
Francisco Skala