Con la seguridad y la arrogancia que da la ignorancia total o parcial del tema, se llenan la boca denostando al automóvil eléctrico, esgrimiendo datos disparatados, falsos, antiguos o imprecisos.
Todo sea para contribuir a la confusión general... y de paso complicar lo ya complicado de esta tecnología.
Encontramos personajes acreditados en sus respectivas áreas de trabajo, presentando estos datos imprecisos que hacen dudar si su mala intención es rentada o gratuita.
Contribuye también un periodismo especializado, confundido, ya que sus fuentes están corrompidas por la mala intención o la ignorancia sobre un tema inédito.
De todas forma, el viaje al futuro no se detiene, y como ya ocurrió con otros avances de la tecnología nos vemos sumergidos en un mundo difícil de comprender.
A esta altura del partido, algunos seguiremos adelante a pesar de otros que en lugar de poner su energía en entender y comprender, lo hacen en tratar de impedir.
Aparecen además oportunistas que como el tuerto en el país de los ciegos, se arrogan condición de expertos y ofrecen cursos sobre temas o modelos que jamás tocaron, pero consiguieron alguna información por allí.
Pero tranquilos los de mente abierta. Nada resiste la ley de gravedad y todo decanta por su propio peso.
El automóvil eléctrico ya está entre nosotros y por suerte existe un grupo de soñadores que no nos resignamos a no comprender y trabajamos e investigamos para quienes tampoco se resignan y desean encarar esto seriamente.
Dejemos el pasado a quienes temen vivir un presente complicado y desafiante, pero que nos promete mantener las neuronas activas.